El chico de la Gran Dolina

Entender cómo y por qué ha ocurrido nuestra evolución es esencial para conocernos a nosotros mismos como especie biológica. «El ocho de julio de 1994, hacia mediodía, aparecieron los primeros restos fósiles humanos en el yacimiento de la Gran Dolina. La explosión de júbilo que produjo en el equipo aquel hallazgo estaba plenamente justificada. Hacía ya casi veinte años que habían comenzado las excavaciones en los yacimientos de la Trinchera del Ferrocarril de la Sierra de Atapuerca y los resultados eran buenos, pero faltaba algo realmente importante». Así comienza el primer capítulo de este maravilloso libro, en el que José María Bermúdez de Castro, uno de los codirectores de esas excavaciones, reconstruye el estado actual de una buena parte de ese gigantesco rompecabezas que es la historia de nuestros orígenes, de nuestra historia evolutiva; más concretamente, de la historia de la evolución de la familia de los homínidos, a la que nuestra especie pertenece. Para ello, Bermúdez de Castro utiliza los resultados de las excavaciones e investigaciones de los yacimientos pleistocenos de la Sierra de Atapuerca en Burgos, con los ya centenares de fósiles humanos obtenidos en la Gran Dolina y en la Sima de los Huesos, que tanta luz está arrojando sobre la historia de la evolución biológica y cultural de los homínidos europeos en el último millón de años, ofreciéndonos de paso la que seguramente es la más general y equilibrada reconstrucción realizada hasta la fecha de ese universo de personas, investigaciones y esfuerzos que es Atapuerca.